domingo, 26 de diciembre de 2010

Forrest Gander en Koult!!!


Forrest responde al recién inaugurado "Cuestionario Larretxea"!!!

domingo, 12 de diciembre de 2010

domingo, 24 de octubre de 2010

Imágenes de la lectura de Raúl Zurita en Iberoamericana


Juan Soros, Andrés Fisher, Niall Binns y Raúl Zurita.
Librería Iberoamericana, Madrid, 19 de octubre de 2010.
Fotografías cedidas amablemente por Steven White.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Reseñas de la lectura de Raúl Zurita en Madrid


Excelentes reseñas de David Pérez Vega y Pablo Santiago
María Salgado ha hecho una reseña de la intensa semana poética pasada, hablando del excelente Zírculo de Tiza, 2010 poetas por km2 y la presentación de la antología de José Viñals:
http://globorapido.blogspot.com/2010/10/mucha-poesia-mdrz-oct-010-cuevas-bocas.html

Copio el texto relativo a Zurita que es genial:

la noche antes (22 oct) leyó Raúl Zurita, el poeta chileno que una vez escribió con un avión sobre el cielo de NY, el que fundó CADA - un colectivo de vanguardia en medio de la dictadura de pinochet. Zurita es mayor y sufre parkinson. Leyó de pie, agarrando sus papeles o al revés, agarrado por sus papeles, tratando de contener y abriendo a la vez su problema motor al escenario. La tensión era increíble, el acento dirigía el aire y la mirada hacia sí mismo (agujero de luz) y de ahí, tras transformación física, hacia afuera (ojo del público). No cayó ni una vez el ritmo de los textos, así que el tiempo quedó suspendido en esa marca - estacas de palabras repetidas una y otra vez - "galpones de concreto" por ejemplo - para señalar un viaje de memoria y paisaje durísimos. J me enseñó después un inédito de Zurita de más de, creo, 600 págs. densas, rotundas, inmensas - en cinemascope. Poesía proliferada más alta que escribir con un avión - una especie de ruego de verborrea de una voz que sigue excavando a siglos de profundidad de donde estamos lxs que la miramos moverse contener el movimiento levantar el dedo índice con esfuerzo y precisión

lunes, 18 de octubre de 2010

Lectura Transatlántica en McNally-Jackson, Nueva York



Viernes 19 de Noviembre, 7pm
Cuatro poetas de la Colección Transatlántica (Madrid)
Valerie Mejer - de la ola, el atajo
Forrest Gander - Libreto para Eros
Andrés Fisher - Series, poesía reunida
Róger Santiváñez - Amaranth, precedido de Amastris

McNally Jackson Books 52 Prince Street New York NY 10012

Sobre Libreto para Eros de Forrest Gander

Antonio Lineros recomienda Libreto para Eros de Forrest Gander en una breve reseña en su blog Tierra de Ahulema:
http://tierradeahulema.blogspot.com/2010/10/recomendacion-libreto-para-eros-forrest.html

Entrevista a Valerie Mejer sobre de la ola, el atajo por E. M. Test

Entrevista a Valerie Mejer de E.M. Test

1. Tu libro abre con un epígrafe de John Ashberry: “Y el iceberg se hundió despacio en el volcán y el mar corrió lejos en la distancia amarillo sobre la arena caliente, verde como los árboles verdes.” ¿Hay algo surrealista en el imagen de Ashberry que se refleja en tu poesia? y ¿hay tal vez algo de irónico en el título “Del nuevo realismo”?, ¿algo de contraste en tu poesía entre el realismo y el surrealismo?

La palabra surrealista, si no pienso en el movimiento me da una impresión de desdibujar los límites de la realidad (aunque el movimiento como tal barcó algo más amplio, con divertidos métodos propios). La naturaleza, que desconoce clasificaciones y movimientos estéticos, se mueve en ocasiones, en sus catástrofes en un espíritu que desdibuja los bordes del mundo “real”. Parece que Ashbery captó este “espíritu” desdibujador y como gran amante de la pintura hizo de esa imagen una cuadro con colores visibles y extraordinarios. Sí parece una ironía que se llama “Del nuevo realismo”. Quién sabe qué cosa divertida diría Ashbery si supiera que osé poner esta imagen de epígrafe (sin duda un atrevimiento de mi parte). Está ahí porque es paralela a la idea del libro: cuando la ola crece y está por reventar se forma un túnel que los abilidosos surfistas cruzan. Ese túnel es un atajo instantaneo, la ola revienta. Todas la formas cambian todo el tiempo. Y lo que vemos en el cielo por la noche es el pasado. Entonces creo que tienes razón, eso que llamamos realidad, no es más que surrealismo puro, sin que las operaciones del sueño estén involucradas.

2. Tus poemas mencionan muchos lugares del mundo – México, China, el mundo árabe, Rusia, etc. – reflejando un geografía global. ¿Cúal es la importancia de geografía y el sentido de lugar en tu poesia?

¿Por qué haré eso? Creo que me fascinaban los mapas y mi abuela materna, Luz Sainz que era copista y una persona de una memoria extraodinaria que se lamentaba de cuántas veces se había tenido que arender el mapa de Europa. Decía “aprender” porque en la educación porfirista conocer un mapa era poder reproducirlo sin verlo. Así que yo la veía intentarlo cada vez que un país se independizaba o era tragado por una superpotencia y tengo uno de sus últimos mapas guardados. Eso en parte. Por otro lado mis poemas están escritos a uno vario s interlocutores reales e imaginarios, y casi siempre están en otra parte (los verdaderos y los falsos). En cuanto a México creo que te refieres al poema sobre La Ciudad de México. Ahí nací y ha cambiado bajo la fuerza del “progreso”, desvaneciendo el paisaje, tragándoselo. Crecer ahí fue ser testigo y parte de una película futurista. Ahora la geografía en si por una falsa etimología me parece la letra de la tierra, como si fuera una escritura en si. Una escritura que cuando se rehace genera éxodos, barcos que llegan los puertos abarrotados de gente sin país. Es un cambio mínimo sobre el papel y es siempre el escenario de una tragedia humana.

3. Tienes un sección que se llama, “Unheimliche”, que empieza con la cita “Tomado de la extrañeza que le causó a S. Freud soñar que su familia hablaba en otro idioma.” ¿Puedes elaborar un poco sobre este sección?

Esta noción la conozco gracias al poeta y traductor italiano Antonio Prete. Una tarde me explicó como Freud había soñado con su familia tal como era, Martha su mujer, Ana y el resto de los yernos y los hijos. Sólo que en lugar de que estuvieran conversando en alemán lo estaban haciendo en japonés. Es el concepto de la extrañeza, la casa que no es la casa. Y para él según recuerdo era uno de los entimientos capitales que forman paret de la melancolía, sobre la que hizo un documental junto con Tonino Güerra. Esa palabra es para mi desde aquella conversación un marco de referencia, en la que quedarán abarcados esos poemas. Con seguridad tendré otros que quedaran ahí, tal vez en otro libro. “La casa que no es la casa” es un asunto inagotable.

4. ¿Tienes la tendencia de escribir tus sueños como si fueran poemas, o tus poemas como si fueran sueños?

Sí a lo primero. El otro día desperté de un sueño donde un amigo poeta había escrito un poema que yo debía traducir. El poema bajaba con la marea y dejaba al descubierto los gusanos de la melancolía. Yo era incapaz de traducirlo entonces empezaba a llover. Cuando me desperté escribí uno de los “Movimientos” que estoy trabajando, como parte de la única poética posible para mí, la de otro poema. Ahora en relación a hacer mis poemas como si fueran sueño, creo que no, son más bien visiones (no de visionario) imágenes cinématicas que pongo en el papel mientras realizan sus descenlaces entre sus palabras.

5. Tienes una sección dedicado a la tragedia de tu hermano: “Dos poemas sobre el salto que dio mi hermano en Edimburgo el 14 de diciembre del 2005.” Puedes hablar un poco sobre la experiencia de recibir el mensaje de su muerte en otra idioma y de otro país.
Creo que ya no tengo más acceso al momento en que recibí la noticia que la que existe en el poema. Claro que el hecho de recibir esa noticia en otra lengua y que la nota suicida esté también en otra lengua le añade una extrañeza más. Pero es como vaciar un vaso de agua en el mar. Que tu hermano se tire por la ventana es ya tan extraño de por si, entinta la vida de un color imborrable y lo de la otra lengua es sólo una tonalidad más. Algo que profundiza el momento. Pero es buena pregunta, me hace pensar en cómo me sentiría yo si la película “Rojo” de Kieslowsky estuviera en inglés. Sería demasiado extraño. Así es demasiado extraño, pero así fue todo desde el comienzo.

6. En tu poema “En la Ciudad de México,” menciones que la cuidad esta en un sitio en la “falda de un volcán.” Malcolm Lowry escribió un libro sobre México que llama, “Bajo el volcán.” Cúal es la importancia de este volcán en la historia Mexicana, en el mundo literario de México? ¿Se relaciona tal vez con el epígrafe de Ashberry?

Supongo que la importancia de ese volcán en el undo literario de México ha de ser tan vasto como un tema de tesis. Para mí era una frontera visible, y un príncipe dormido. Conforme iba creceindo ya no se veía porque la ciudad crecía y se contaminaba y la leyenda del príncipe se desvanecía en mi mente. Ahora cuando voy a México lo busco, pero está enmarcado ahora por la pobreza extrema. Como si esa fuera ahora la orla de su falda. Y no noc reo que tenga que ver con Ashbery aunque tal vez no estoy consciente de cuánto internalicé este volcán.

7. La forma de tus poemas en este colección es variable, tienes poemas en prosa, con versos centrados o versos largos y cortos. ¿Como funciona el verso para ti? Es algo que el poema dicta, como un poesia orgánica, o algo que determines antes de escribir?

Es lo que llamas una forma orgánica, es decir que a un sentimiento le pertenece una forma y la adopta cuando empieza a existir.

8. Tienes un epígrafe de Dylan Thomas, “The ball I threw / while playing in the park / has not yet reached the ground.” Lo pones justo antes de un poema de fútbol. ¿Cual es la relación entre Dylan Thomas y el fútbol? ¿Cuál es el motivo de este poema?

Dylan Thomas y el fútbol creo que no tienen nada que ver. Aunque recién me dio miedo responder esto y descubrir luego que fue también un gran aficionado al fútbol. Es un poema de paralelismos, que reune el movimiento de los átomos, el movimiento íntimo del descubrimiento y el juego del útbol en si. Hay algo misterioso en está “leyes” un electrón suelto, algo que no cierra, una palabra que no llega. La cita de Thomas tenía entonces no sólo uan íntima conexión, sino que llegó antes que él poema, me hizo pensar en hacerlo.

9. Hay muchos referencias personales en tus poemas a gente cercana de ti. ¿Dirías que tu poesia es “confesional,” como lo dicen en poesia americano (una descripcion que W.D. Snodgrass odiaba) o es algo distinto?

Sí, Snodgrass que recién me enteré de que murió le disgustaba esta palabra. Igual no me gustaría quedar abarcada en ella. Nadie le dijo confesional a Van Gogh por pintar a sus seres más cercanos, o por retratarse con la oreja cortada. Lo llamaron “impresionista”.

10. Hay una dominante prescencia de animales en tus poemas -- tigres, caballos, leones, un centauro, un “animal prehistórico”. Y en el último poema, mencionas osos muertos. En su mayoría son animales feroces o carnívoros. ¿Puedes hablar de esto?

Alguna vez pasé unos meses leyendo libros de etología. creo que tuvieron un impacto profundo en mi. Les vi toda clase de paralelos. Sin embargo “los hechos” que describo en algunos poemas tenían la prescencia de un animal. Alguna vez estaba escondida en una azotea y me sobrevoló un buitre. Se volvió una alegoría tangible del momento que vivía. El sapo del poema “El descenlance “ estaba ahí en la realidad. Otros son animales que he soñado. Muchos de ellso los he visto en la televisión, simultáneamente a algo que ocurría que le pertence a un poema. Ahora veo con frecuencia una pintura de Delacroix donde está jesucristo partiendo el pan. Un pan duro por lo visto porque lo parte con ambas manos y hecha la cabeza hacia atrás. En el primer plano del cuadro hay un perro, tú le dirías ¿qué hace ahí un perro? Igual en cantidad de cuadrso de Turner donde no hay forma tamgible sino pura luz, hay un perro negro en la playa. Siempre han estado ahí, los alegóricos animales, echados en el pesebre.

11. Tienes el imagen Japonesa de una ola aparentamente sumergiendo la tierra. Hay una presencia del mar en tus poemas, pero mayormente los poemas estan bien atados a la tierra. ¿Puedes hablar sobre la función del agua en tus poemas?

El nombre del libro de la ola, el atajo se me ocurrió antes que el libro. Y fue esa visión que te cuento del túnel. Pero yo a diferencia de ti nunca he pasado tiempo a mar abierto, el mar ha sido un sitio al que máximo he nadado un kilómetro dentro. He sentido su dominio. Sin embargo sueño con el mar como tal, con el mar en papel, con el mar en un pintura. Alguna vez en un temblor vi al mar hundirse (a la distancia). es todo lo que te puedo decir sobre esto.

12. Tu has traducido varios poetas Ingleses y Americanos. ¿Ha influído tu poesia el proceso de traducir?

Ojalá así halla sido. Como el proceso de traducir te lleva a tener que encontrar la conoctación precisa de una palabra, y a entender el mecanismo de una imagen, me encontré con que era una poesía poco abstracta, ceñida a una lógica regida por la imagen. Pascal Petit por ejemplo ha hecho la vanguardia inglesa a base de alegorizar la tragedia de sus recuerdos, de crear uan etología donde su cruza su salvaje infancia con las leyes del mundo animal. Yo ya escribía estas cosas cuando me encontré traduciendola, pero me dio fé en una clase de visión. La forma en que Charles Wright ha creado lo que él llama Sotonarrativa, donde hay varios mapas trasparente que se enciman y dicho por él una historia que avanza por un túnel y que ocasionalmente retoma la visión de un paisaje exterior. Sí, creo que fueron impresiones fuertes, y debido al proceso de la traducción, huellas profundas.

13. ¿Hay algo en tu poesia que te define como poeta Mexicana, o ves tu obra mas como un poesía hispana? Y en contraste, ¿hay algo de tu poesia que refleje poesia inglés?

Nunca pienso en eso. Los nacionalismos me parecen siempre estrechos y sin embargo las añoranzas por tu tierra de orígen entrañables. Estás ligado a unos sonidos, unas canciones, unos paisajes, pero no sé si al punto de que puedan servir para clasificarte. Cuando pienso en México pienso en la casa de mi abuela que tenía un árbol del hule gigantezco y pienso en ella preocupada de podar esas ramas. Pienso en el centro de la ciudad, en los bueyes flacos que ves por la carretera, en los mezquites inagotables. Pienso en los poetas modernistas que leí de adolescente, en Novo, en las canciones de Agustín Lara. Y vuelvo a pensar en la casa de mi abuela, que ya no existe. El país, es un problema sentimental, y a ese le sumamos un problema de clasificaciones literarias. Creo que o es demasiado tarde o demasiado pronto para que yo hable de esto.

martes, 12 de octubre de 2010

Lectura de poesía: Raúl Zurita en Librería Iberoamericana




Librería Iberoamericana
7 de 7 :: Revista de escritura y poéticas

Martes 19 de octubre, 19:30 hrs.
c/ Huertas, 40

José Ignacio Padilla y Marcos Canteli invitan a una nueva lectura del ciclo 7de7 :: Iberoamericana que vienen realizando. En esta ocasión, a celebrar la publicación de "Cuadernos de guerra" en la Colección Transatlántica (Amargord, 2009) y la reciente reedición española de "Purgatorio" (Visor, 2010) de Raúl Zurita, con la presencia del poeta....

Presentación a cargo de Niall Binns y Andrés Fisher.
"Cuadernos de guerra" es un texto fundamental en la nueva etapa creativa de Zurita, considerado uno de los poetas latinoamericanos vivos más importantes.Algunas reseñas de este libro, aquí:

martes, 5 de octubre de 2010

Reseña de Amaranth precedido de Amastris de Roger Santiváñez en La opinión de a Coruña


Ernesto García López publica en Pájaros de papel, blog del periódico La opinión de A Coruña su reseña de Amaranth precedido de Amastris de Roger Santiváñez




También se puede leer en su blog Ritual: http://ernestogarcialopez.blogspot.com/




viernes, 1 de octubre de 2010

Reseña de Potlatch por Ernesto García López


Excelente reseña de Potlatch de Arturo Carrera por Ernesto García López en Culturamas!





El chileno Raúl Zurita ultima una obra sobre “la actualidad humana”


El poeta participa en la jornada inaugural del IX Congreso de la Asociación Española de Estudios Literarios Hispanoamericanos, que hasta el viernes se celebra en la UIMP


jueves, 16 de septiembre de 2010

Fabre sobre Milán

El poeta mexicano Luis Felipe Fabre escribe sobre El camino Ullán de Eduardo Milán en Culturamas:
http://www.culturamas.es/blog/2010/09/15/el-camino-ullan-de-eduardo-milan/

Lectura de raúl Zurita en Santander el 14 / 09 / 10


Fotos de Chiara Bolognese.
Raúl Zurita realizó una impresionante lectura de material de su último libro Zurita, del que ya ha publicado adelantos como Ciudades de agua, In memoriam, Los países muertos y Cuadernos de guerra. Luego terminó su lectura con fragmentos del Canto a su amor desaparecido.
El público quedó emocionado y conmocionado por la potencia de su voz y sus poemas.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Sobre la poesía de Eduardo Milán - Disenso 2

La anfibia nomenclatura del pájaro: sobre Disenso de Eduardo Milán

En el lenguaje de Eduardo Milán hay una búsqueda de aproximación. Las palabras buscan aproximarse a la realidad de las cosas, los sentimientos, el devenir cotidiano de la existencia que no depende del lenguaje para tener una presencia en la mente del poeta. Los poemas buscan aproximar una realidad interior, humana e individual, a la brutal efervescencia de los hechos sociales, políticos, económicos; buscan, también, equiparar ambos mundos, ambas realidades. El lenguaje no da, sin embargo. Eso hay que entenderlo, para un poeta de América Latina el lenguaje no da. En otras latitudes escuchamos a los poetas decir que no hay nada más que el lenguaje, que éste es la presencia última de la persona. Esto sobre todo en algunos poetas Norteamericanos en el linaje Pound/Williams. Pero la relación o, más bien, la proximidad entre el lenguaje y la realidad de un poeta Norteamericano y de uno Latinoamericano son abismalmente distintas. Con ello no quiero decir que así sea, digamos, “objetivamente”, lo que sea que esto quiera decir; sino que la relación personalísima con el lenguaje es así vivida. La riqueza y la pobreza materiales tienen repercusiones directas en el lenguaje. Así la metáfora como vehículo de abundancia de sentido no funciona, indica Milán, precisamente igual en un mundo de pobreza extrema que en una sociedad capitalizada. Para él no hay en la poesía sublimación ni intención transformadora sino un atestiguamiento. El poeta como el testigo sensible de la realidad brutal del mundo. El espacio que media entre la realidad y el lenguaje se vuelve significante, pues es el espacio que habita el lenguaje de la poesía:

ruina
entre la ruina aire
viene un aire de ruinas
sobre la ruina
no pertinencia de pájaro
puesto de patitas en el gajo
sobre el musgo ajeno siempre
a la hondura del paso

Uno de los sentidos del símbolo del pájaro puede ser el de aquello que es capaz de librar la distancia, el espacio entre ambas realidades. Por ello el pájaro corresponde, es pertinente, pertenece a ese espacio; o, si no le pertenece, es anfibio de aire y tierra. Sin embargo, esa doble “pertinencia” del pájaro es aquí puesta para describir otra cosa por negatividad. Milán, lector de los místicos, del pájaro solitario de San Juan, utiliza poéticamente la via negativa. Esta se basa en la exploración interrogativa de los atributos de las cosas del mundo para señalar aquello más allá donde queda la Unidad, siempre más allá del mundo y del lenguaje. En los poemas de Milán no se busca la Unidad, mas tampoco se indica qué es lo que no es la “pertinencia del pájaro”. Es decir, la fórmula que intenta aproximarse a “eso” al decir “esto no es aquello” por más que parezca una simpleza connota una responsabilidad ante el acto de nombrar, particularmente en su acepción bíblica de que lo nombrado pertenece a quien nombra. De la enigmática negación se desdobla una imagen concreta donde el lector puede asir su imaginación tanto sonora como visual. Las “patitas” del pájaro están sobre la rama quebrada de un árbol. Esta reiterada imagen de fragilidad se puede relacionar a la imagen del pájaro como la palabra que puede atravesar el espacio entre el poeta y la realidad. La palabra es frágil, está a merced de los depredadores, entre ellos el hombre moderno, civilizado, urbanizado, industrializado, que indirectamente actúa como el más mortífero de los cazadores. Para él el lenguaje es sólo una mercancía más. Las “patitas” del pájaro también nos dan otra imagen, la huella. El recorrido que realiza el lenguaje crea a la vez una construcción y una huella. Oxímoron de la presencia y de la ausencia. La escritura como el trazo del testimonio ante lo vivido es huella, por lo tanto ausencia pero la escritura también funciona como la cueva de la tribu, por lo tanto presencia:

durante el tránsito se escribe otra huella
no sólo aquella
la de no perder la pared de la comunidad
humedad del pigmento
hueco de la cueva donde no todo es afuera

Esta no es la cueva platónica sino Lascaux, donde una comunidad de hombres pintaron los muros. Disenso en su acepción política indica el derecho a disentir, a expresar una opinión sin temer represalias o marginación. En Disenso hay, creo yo, más que en otros libros de Milán, un llamado a la comunidad. Tal vez esto sea una nostalgia por una comunidad donde la persona sea respetada tanto como miembro de la comunidad y como individuo: “donde no hay comuna, /la voluntad individual no tiene tierra. Donde no hay libertad individual, la comuna/ está falsificada” escribe Robert Duncan en “La multidiversidad, pasajes 21,” de Tensar el arco. Este llamado/nostalgia a la comunidad, a la relación comunitaria entre los hombres tiene a las palabras como punto de encuentro, como la posibilidad de comunicación y entendimiento mutuo:

a izquierda, a derecha
carencia de pueblo

de comunidad
murmullo el círculo de brazas encendidas
caían las palabras sobre el fuego
algunas se acercaban para oír mejor

Conforme habíamos apuntando antes las palabras/pájaro cruzan el espacio, ahora podemos ver que ese espacio se extiende también entre los hombres reunidos alrededor de una fogata. Imagen mítica del encuentro donde se intercambian historias, noticias, poemas, canciones. El círculo de nómadas alrededor del fuego que alimenta, protege, y calienta. El fuego que ilumina en la noche cerrada. La “fila india” es otra imagen en el libro que parece estar cargada de sentido comunitario: no sólo el orden comunitario que protege a los individuos sino la posibilidad de moverse dentro de la noche con la confianza puesta en los de adelante y con la responsabilidad a los que vienen atrás. La caminata (nocturna) queda acentuada en las reiteraciones de pies, zapatos, alpargatas, botas que nos llevan a recordar el cuadro de Van Gogh Un par de zapatos de 1885 y en el cual Heidegger basa sus ideas sobre la revelación del Mundo. Pero en los poemas de Disenso los zapatos sí apuntan a algo más que ellos mismos, apuntan a los hombres que los usan y a las vidas que los llevan, caminando en “fila india”, buscando el fuego de la comunidad.
Hay en este libro un movimiento oscilatorio entre la esperanza y el desaliento. Por un lado, éste último está marcado, entre otras cosas, por la presencia de un narrador. No son muchos los narradores que tengan una presencia activa en el horizonte creativo-reflexivo de Eduardo Milán. Sin embargo, Kafka es una excepción. En Disenso su presencia es clara: “un río subterráneo de esperanza/ no para nosotros.” Este “no para nosotros” viene de una conversación con Brod citada en el ensayo de Walter Benjamin sobre Kafka. Brod pregunta a su amigo si hay esperanza más allá de la manifestación mundo que conocemos, a lo cual Kafka responde sonriendo “Oh, abundante esperanza, una infinita cantidad de esperanza — pero no para nosotros.” Hay en ciertos momentos del libro una derrota, ya no hay más que hacer, pues no se sabe ya qué hay que nos pudiese dar razones para hacer. La dificultad reside en que no hay un holocausto sino que enfrentamos la lenta y constante erosión de lo humano presente en la cotidianidad:

escribir, más que palabras, hormigas
pan para las hormigas
—encadenamientos que recuerdan que no hay más que perder

La imagen de la fila india de las hormigas de ida y venida del hormiguero nos dan las proporciones de los actos humanos. Y sin embargo—ese “y sin embargo” másmedular—parece indicar lo contrario:

¿planes? no hay planes
plantar una planta
arbolar un árbol
alborearlo, cuando la aurora
sin prestigio alguno, abre

Hay que hacer, hay que reiterar la presencia, como en aquél poema donde Milán decía que hay que ser felices porque sí. La escritura poética que sigue intentando cruzar la distancia, ese espacio entre los hombres y el mundo y entre los hombres mismos. Hay esperanza, hay escritura, hay una búsqueda vital. Hay amor donde se encuentran la existencia y la dignidad humana. El lenguaje del amor, que no es lenguaje amoroso, sino amor al lenguaje de la búsqueda que puede ser la búsqueda por aquellos con quienes se comparte la fogata. Y lo que se comparte en el contexto histórico-social al que Milán hace constante referencia es el dolor. Así el testigo del que habla Milán en otros textos no es el observador solamente sino quien tiene la capacidad humana de compartir el dolor, tanto el suyo como el de los otros. Pero dentro de este dolor está también aquella distancia entre las palabras y las cosas que deja una apertura hacia el afuera. Es en ese afuera donde podemos encontrar la esperanza.
Antonio Ochoa

Sobre la poesía de Eduardo Milán - Disenso 1

Disenso designa una actitud: se habla del disenso? Se actúa el disenso? Es un disenso con respecto al sentido del mundo, el planteo por la vía de los hechos de otra vía de entender el sentido. Tal como está aquí, se ve en forma de sonidos percibidos por un sentimiento intelectual. Es la recuperación de un espacio para que la poesía haga eso. Pocos escriben poesía como Milán: el suyo es un espacio raro. Milán escribe, siempre, sin posar la poesía en el referente sino en el lenguaje. Ése sería un lugar común de la recuperación de la vanguardia, del concretismo, pero que hay que decir porque se vuelve verdad en él. Esa manera de decir las cosas de a saltos, mostrando sólo una capa que se mueve, como una hebra de sentido sostenida, a su vez, en la experiencia de la percepción del mundo ( del mundo tal como está, como es, como podría ser) obliga a pensar en los fundamentos de la poesía. Hay un punto en que la poesía ( todo arte, pero en especial la poesía, porque en ella se transparenta el lenguaje) baila en clave: a la vez para ser mejor que ella misma y para ser una lectura del mundo al instante. Es ahí que los signos adquieren espesor , y desde ese espesor deciden cuándo cortar o cuándo seguir o cuándo insistir en eso que se está leyendo, y que si se deja de escribir se pierde: una conexión con el mundo, pero en clave. Milán ha aprendido ya hace mucho esa clave; tal vez nunca la haya llevado tan lejos como para hacer pensar que no se puede escribir de otra manera que desde esa libertad de seguir, de manera irrenunciable, el hilo que se ha seguido toda la vida, el que la aguanta éticamente. La pureza de Milán está ( como si Disenso fuera un capítulo de la misma historia, lo que en definitiva es) en la ligazón de ética y estética. Es un testimonio de la relación entre lo que dice y lo que “quiere decir”; me atrevo a decir que Milán apunta a una situación de lenguaje en la que esa escisión entre palabras y significado –no el de las palabras, sino aquel al que apuntan las palabras- actúe. Algo que superficialmente se puede llamar locura, pero es la resultante de pensar qué se dice cuando se dice algo. Las palabras, su ritmo, su agrupamiento, confirman el sueño de ser la versión escrita de lo que no puede escribirse ( la forma, el lenguaje mismo, traslada su designación y su capacidad de designar entera, a otra Cosa); eso que no puede escribirse, y eso quiere decir que lo que se dice no quiere decir lo que se dice sino un impulso, un movimiento en torno al sujeto. Y cómo se habla del sujeto diciendo otra cosa? Del mismo modo: haciendo real la escisión entre lenguaje y cosa designada: es algo más, como un ícono dela vida lo que se transparenta ahí, por ese hueco.
Es así que uno lee nombres, referencias, usadas por lo que implican, no “afuera”, sino dentro del discurso; los hechos narrativos, lo mismo. Es una respuesta a la pregunta por qué hacer para que el lenguaje designe, sin dejar de configurar un texto; más bien al revés: el texto, compacto, construido, consciente de sí mismo, hundido en sí mismo, escrito en un lenguaje poético que casi sume en lo no comunicante, en el “puro lenguaje”. Y, paradojalmente, por eso mismo, abre la lectura a un modo de pensar, una postura. El texto es el lugar del disenso ante otros modos de pensar y lo celebra.-
Roberto Apprato

sábado, 14 de agosto de 2010

martes, 10 de agosto de 2010

lunes, 28 de junio de 2010

Reseña de Cuadernos de Guerra por Alberto García-Teresa


Cuadernos de guerra
Raúl Zurita
Ed: Amargord
Precio: 12 €
162 páginas, 2009

Insólito decir de la represión
Alberto García-Teresa*


Existen modos de enunciar la injusticia que necesitan de cierto estímulo irracional para ser asimilados. Este poemario lo pone de manifiesto, pues muestra una voz poderosísima, en la mejor tradición de la poesía chilena, y una inédita manera de decir el horror y los estragos de la represión.
Zurita aúna la grandiosidad del paisaje salvaje chileno con lugares simbólicos del holocausto (Hiroshima, Auschwitz) y con el mito y la historia. Utiliza distintas estructuras paralelísticas en las once series de poemas que forman el volumen donde irrumpe de manera sorpresiva (por la descontextualización) la represión de la dictadura chilena, la masacre de las guerras, el dolor de la memoria olvidada, la rabia ante la impunidad. Lo lírico entonces aparece con resonancias épicas, porque Zurita borra los límites del tiempo y lo amalgama para convertirlo todo en presente. Así se crea una especie de bucle de esencia onírica, marcada por la pesadilla de la potente fusión de elementos disonantes (ya que toda la obra se basa en las anteposiciones: lo mítico y el presente, el amor y la muerte, el horror y el humor -pues encontramos a veces toques de ironía que tratan de esquivar a aquél-) sin concretarse en una imagen determinada. Un poemario desolador, de realidad herida, excepcional e imprescindible.

Reseña publicada en el periódico quincenal Diagonal (www.diagonalperiodico.net ).

* Poeta y crítico español. Colaborador habitual de diversos medios y coordinador del área de poesía de Culturamas (www.culturamas.es ). Su último libro de poesía se titula Oxígeno en lata, Ed. Baile del Sol.

jueves, 24 de junio de 2010

Presentación de Series de Andrés Fisher en Librería Rafael Alberti, Madrid

c/Tutor, nº 57. 28008 Madrid
tel 91 5443370. e.mail: info@libreriaalberti.com www.libreriaalberti.com

MARTES 29 de JUNIO, 19:00



Encuentros en Alberti

Nos complace invitarte a la presentación del libro y lectura de poemas de

ANDRÉS FISHER
Series, poesía reunida

colección Trasatlántica (Amargord)

presentarán SANDRA SANTANA y BENITO DEL PLIEGO


encuentros en Alberti con...


Andrés Fisher (Washington DC, 1963) estudió medicina en Chile, se doctoró en sociología en España y actualmente es profesor en EE. UU. A muy temprana edad viaja a Chile, donde crece en Viña del Mar. Ha publicado Ocularmente Ávido (1992), Composiciones, Escenas y Estructuras (1997), Hielo (2000, premio Gabriel Celaya), Relación (2008) y Series donde se reunen sus últimos tres poemarios. Ha traducido a Haroldo de Campos al español y a Antonio Gamoneda al inglés (junto a Benito del Pliego).

jueves, 17 de junio de 2010

Vídeo de la lectura Transatlántica de Casa de América

Aquí se puede ver el registro de la lectura realizada en Casa de América el día 1 de junio de 2010. Presentó Marcos Canteli y leyeron Forrest Gander, Andrés Fisher y Roger Santiváñez:
http://www.laestafetadelviento.es/poetas-en-casa-de-america/trasatlantica

Este es el texto de la presentación:

trenza transatlántica


Lo transatlántico implica el trasvase. De trasvases, intercambios, liquidez, está llena (va llenándose) la colección: los prólogos, los textos de las cubiertas, las traducciones, las citas etc. hablan de un cruce de nombres que van trenzando una comunidad sutil y dispersa, constituida en apoyos sin centro, complicidades.

En el caso de los tres autores que esta tarde comparecen podría notarse, ya de partida, una comunidad geográfica: la costa este de EEUU, en la que los tres viven (de arriba abajo: Gander en Providence, Rhode Island, Santiváñez en New Jersey y Fisher en las montañas de Carolina del Norte). También los tres remiten a cierta idea de diálogo Sur-Norte Norte-Sur a través de la traducción, una traducción que es tanto de espacios (“Vengo por las tardes a escribir a esta orilla del río Cooper” así comienza Amaranth del peruano R. Santiváñez) como de textos (actividad fundante en Forrest Gander y Andrés Fisher). Del mismo modo, habría que señalar, abundando un poco más en lo espacial, que los tres –pero cada uno a su manera—comparten un gusto por la movilidad, por la renuncia a una radicación de sus escrituras. Lo dice mejor una cita de un poema del libro de Forrest Gander que ahora se presenta: “Ellos, como a la espera. Como si dentro de la experiencia destellante de significado hubiera otras experiencias pendientes, innombrables”.

Andrés Fisher escoge un título, Series, que da cuenta certera, ajustadamente de su escritura pero que, a su vez, establece lazos con la de Gander y Santiváñez. Formas inestables de relato que en Fisher pueden leerse como “prosa secuenciada” (en expresión de Benito del Pliego), progresión indagatoria por la que el sujeto (cito a Benito del Pliego) “es capaz de verse ‘como si fuera otro’; es decir, de encontrarse, en aquello en lo que fija su atención”. La serie, sin embargo, en la poesía de Roger Santiváñez parte de lo férreo de la estructura rítmica (molde o caja) para romperse en proliferaciones libérrimas de intensidad que recuperan lo íntimo a la vez que convocan lo inesperado. Ligaduras, entonces, que, en los poemas de Forrest Gander, unen espacios y actitudes.

Afinidad y contraste: hilazón no sólo de hebras sino también de huecos, el aire en el cruce de la trenza. Trenza de tres. Trenza americana, transatlántica. Grieta de lo distinto con que cada uno de estos poetas abre un espacio intransferible. Por ahí, como sugiere la cita de Eduardo Milán (un nuevo trasvase) que encabeza el texto de Roger Santiváñez, vamos “entrando en la espesura de un lenguaje por el hueco”.
Marcos Canteli
Casa de América 31de mayo, 2010

domingo, 6 de junio de 2010

VIVA VAIA - Gira Transatlántica junio 2010


Citamos este poema concreto de Augusto de Campos para agradecer a todas las personas que hicieron posibles las múltiples lecturas, presentaciones y encuentros realizados entre el 28 de mayo y el 5 de junio de 2010 en Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza:
¡VIVA VAIA!
En especial a los autores, Andrés Fisher, Forrest Gander y Roger Santiváñez.

domingo, 30 de mayo de 2010

Lectura de Andrés Fisher en la Fundación Hierro de Getafe

El lunes 7 de junio a las 20:00 Andrés Fisher lee en la Fundación José Hierro de Getafe con la ocasión de la publicación de su poesía reunida en Series.

C/ José Hierro, 7
Getafe, Madrid

lunes, 24 de mayo de 2010

Lectura Transatlántica - Librería Primado y El Dorado, Valencia - 04/06/10

Viernes 4 de junio de 2010, 19:30

Presentación de los libros:
Series, poesía reunida, de Andrés Fisher (Chile)
Libreto para Eros de Forrest Gander (Estados Unidos)
Amaranth precedido de Amastris de Roger Santiváñez (Perú)
Publicados en la Colección Transatlántica de Ediciones Amargord.

Los acompañarán Benito del Pliego y Víctor Gómez Ferrer.

Librería Primado
Avda Primado Reig 102
Valencia
http://libreriaprimado.blogspot.com/

Luego, a las 23 hs en El Dorado MAE (calle Alzira, 25) Jam Transatlántica con los cinco poetas y Laura Giordani, Arturo Borra, Pablo Camús, Sebastián Vitola, Aldo Alcota y Gonzalo Lagos.

http://eldoradomae.blogspot.com/

Más información en el blog de Arturo Borra:
http://arturoborra.blogspot.com/2010/05/lecturas-poeticas-en-valencia-coleccion.html

Foto Gander: Joao Rasteiro.

domingo, 23 de mayo de 2010

Lectura Transatlántica - Casa de América - Lunes 31 /05/10

Ciclo La Estafeta del Viento
Lunes 31 de mayo de 2010, 19:30

Andrés Fisher (Chile)
Forrest Gander (Estados Unidos)
Roger Santiváñez (Perú)

Presentan Marcos Canteli y Juan Soros.

El Ciclo La Estafeta del Viento ha invitado a estos poetas a leer en Casa de América con motivo de la reciente publicación de sus libros en la Colección Transatlántica de Ediciones Amargord.
http://www.casamerica.es/casa-de-america-madrid/agenda/literatura/la-estafeta-del-viento2/lectura-de-poemas-transatlantica

Foto Gander: Joao Rasteiro.

Transatlántica en Zaragoza

El día viernes 28 de mayo, a las 8 de la tarde, se presenta el libro de Roger Santiváñez Amaranth precedido de Amastris en la librería Antígona, Pedro Cerbuna, 25. Estará acompañado por el poeta turolense Juan Antonio Tello y por el poeta chileno Eduardo Fariña.

El día sábado 29 de mayo a las 12:15, Andrés Fisher participa una mesa redonda en torno a poesía chilena en la Carpa de la Feria del Libro de Zaragoza.

T7 - Arturo Carrera - Potlatch

Potlatch / Arturo Carrera
Prefacio de Edgardo Dobry
Ediciones Amargord, Madrid, 2010
ISBN 978-84-92560-35-6


TÍTERE DE LA MONEDA

Pringles, 4 de enero de 2004.
Viene un chico a la puerta y grita desde afuera:
“Señor, ¿tiene una monedita?”
Abro la mirilla grande de la puerta negra,
le digo entre los relieves oscuros: “¡Sí; ya
vuelvo!” Y voy hasta la caja donde guardo
los títeres de guante; me calzo uno y
lo llevo hasta la mirilla, ahora Boca del Teatrino:


“–¿Síiiiiiiiiiiii? –y el chiquito se ríe.

Y el títere de la moneda le da la moneda.
¡Por suerte no soy yo!
El títere de la moneda le da la bienvenida a mi puerta.
¡Por suerte no soy yo!
El títere le dice que todos los remordimientos
son esa monedita trucha que le da.
Que todo el dinero del mundo
es su mentira que le entrega.
Que toda la falsedad de la Tierra cabe
en nuestro dolor, en la mísera alegría
de ese instante sin rencor: “¡Gracias, Señor,
hasta mañana!”


Potlatch: Un lujo imprescindible, al mismo tiempo sutil y voluptuoso. Pero no como contenido ilustrado en la escritura sino como movimiento en que el poema alcanza su posición única, en la fijeza de su siempre estimulante problematización artística. El oído de Carrera busca entre los murmullos el verdadero hilo por donde remonta la espiral de su voz; dijo Valèry: “no hay que ser clásico; hay que convertirse en clásico”. Sólo se perdura en el riesgo de lo nuevo: es la dirección en que Potlatch se inscribe.
Edgardo Dobry

En la escritura de Carrera luchan el carácter personal del sentimiento con la tendencia socializadora del lenguaje, luchan 'de la boca para afuera, sobre los labios como minúsculas espadas'. Y esta batalla es la seña más singular de este poeta originalísimo que, con ella, devuelve el poema a su valor de gestión íntima y distinta sin duda a todas las otras y que hace de esa tarea diferenciadora el sentido último del hecho poético.
Esperanza López Parada

Potlatch no solamente es un poemario sino también una novela o un ensayo sobre el dinero. Habría que tomarse el trabajo de subrayar en qué páginas hay una elaborada y aguda teoría sobre el dinero y cómo afecta a las comunicaciones interpersonales. Para viejitos como yo, además, es conmovedor porque nos remueve el recuerdo de nuestras infancias, en las que vivimos esa especie de época dorada del ahorro y el chanchito.
Rodolfo Fogwill

Una poesía de preguntas y respuestas, pero unas y otras en distintas orillas del torrente de la experiencia, nunca enfrentadas, con puentes caprichosos que sólo sirven para la pesca, o las zambullidas, no para pasar de un lado al otro. Las preguntas en la poesía de Carrera nunca se responden con un “sí” o un “no” porque esos trajinados monosílabos quedan debajo del impávido avance de la felicidad.
César Aira

T6 - Forrest Gander - Libreto para Eros

Libreto para Eros / Forrest Gander
Edición bilingüe
Traducción y prólogo de Valerie Mejer
Ediciones Amargord, Madrid, 2010
ISBN 978-84-92560-34-9


Para C

Dentro, dentro del regreso, dentro, el héroe se disminuye.
Ellos colocan un velo en la nave de ella y cuando es alzado
el nombre de la nave se ha perdido. Considera la
oscuridad del agua que no tiene olor y que tampoco puede tragar.
Aún así la proa se extiende sobre el proscenio como un caballo
en una valla y la orquesta se levanta y sale en fila.
En el largo camino a casa, añoro ver tu rostro.

www.forrestgander.com

Forrest Gander es un poeta sureño relativamente raro, un escritor incansablemente experimental. Estén preparados para dejarse llevar. La poesía de Gander es una extraña mezcla de acre detalle físico, trozos de geología y evolucionismo, imágenes curiosamente eróticas, y fragmentos de descripción casi surrealistamente exactos: es un poeta moviéndose a través de las palabras, a través del tiempo, de una forma que es tan precisa como alucinatoria.

Robert Hass

Uno de los más originales y fascinantes libros de poesía que he visto en mucho tiempo. A medida que su extraño formato de bitácora de viaje se revela, comienza a parecer la realización del presentimiento de Gander de que ‘el lenguaje que se te escapa en un país te persigue en otro’.
John Ashbery

Forrest Gander es excepcional en la sutileza de su percepción y propuestas, un gran ‘lector’ de otras culturas y un poeta de múltiples recursos.
Robert Creeley

Potente, alucinante, demoledoramente profundo, Forrest Gander se cuenta entre los poetas más extraordinarios de la poesía norteamericana y de la poesía de nuestro tiempo. De una intensidad lírica única, esta obra es un devastado y doloroso viaje en el cual se van iluminando las conexiones que hilvanan los escenarios a menudo arrasados de nuestra vida, con una extraña forma de eternidad donde el temblor de un cosmos implacable y omnipresente pareciera estar escrutándonos detrás de las ventanas. Magistralmente traducidos por otra poeta relevante, la mexicana Valerie Mejer, Libreto para Eros, nos hace ver que una de las condiciones más desoladoras de lo que somos, ahora, en este comienzo de milenio, no es la incapacidad de amar sino la incapacidad de decirlo. No morimos de amor sino de silencio, y los desesperados y frágiles seres que comparecen en los poemas de Forrest Gander nos están mostrando la humanidad entera.
Raúl Zurita

Tal como sucede en los mejores dibujos, la composición depende más de cómo se usa el espacio en blanco. Gander ha escuchado este vacío y lo ha dejado para que sea ahí donde su poesía resuene en el lector, para que sea en él donde la vida se fugue mientras es representada y donde con esa inevitable melancolía se monte su vibrante antiespectáculo.
Valerie Mejer

T5 - Roger Santiváñez - Amaranth precedido de Amastris

Amaranth precedido de Amastris / Roger Santiváñez
Prólogo de Andrés Fisher
Ediciones Amargord, Madrid, 2010
ISBN 978-84-92560-33-2

AMARANTH NYZ

1.

Viaje mar incomprendido ade
Mán de la garza salpicada por
Doquiera quiso apropiarse de

xxxxxxxxxLa rosa

En la lejana espalda de su amor
Remoto reino equiparado a un
Corazón vuelve mar con brisa
Salerosa transparenta fluído mag
Nético noble dominio callado en
El desierto sechurano expresa
Nítido fantasma no hay ninguna
Sobradera o ladrido ‘e perro-lobo
En la distancia sólo tu fragancia
Sutil salina me repone el ama
Dor callejero extraviado en lan
Das cinerarias o dormita el ere
Mita coronado su placer de

xxxxxxxxInsana flor

Leyendo una lengua poética extraña y familiar: “la calor”, “onde”, decían aquí las abuelas, y “pajarines”, que es allá palabra de padre. Así se responden las palabras, palabras rizan ondas musicales. Diminutivos y maldiciones (y la Realidad con mayúsculas). Así: dar nombre es invocar con furia y alegría, iguales, hacia delante. Y el puro ahí: leo el signo “&” (sello y clave), me niego a leer “y”, oigo más palabras que no sé decir: “Nadie toca la canción sólo yo & la memoria”. Así dice su canción un Conde Arnaldos, hermético y melancólico, desde su torre abolida.
Entonces, ¿es posible “la nieve ardida”? Sí, en una “Jerga líquida espumosa huyendo instantánea”, y también el “Vivo silencio sumido vuelo ardido”. Agua y fuego en la lengua del poeta gramático y chamán: “Todavía cardenales & petirrojos vario / Pintos acuden al llamado de la llama / inalcanzable en su calmada cumbre”.
Telegrafía del canto, sus pulsos. Y en lo hondo, los saberes: “Hay una flor melancólica cuyo nombre / ignoramos…” .
Con el diccionario a mano, cassete incluida: grabo la música del sicuri, del quien tañe un sicu para llamar a las ninfas, “calatitas”, “acholadas” (¿son posibles aún las ninfas?). En el remanso de un enclítico la clave de lo oído, la telegrafía interrupta -palabras liberadas a su vuelo- no pone esclusa en lo fluyente. En las riberas del Cooper, del Piura, del Porma mío (de ribera a ribera más ninfas coleantes), por encima y por debajo del mar, qué músicas de valsecito en roqueros, qué bailes enredados, jugosos y libres. Y la electricidad ácida de Hendrix.
(Declaración sobrevenida: Quiero a los ingrávidos poetas del Perú: Vallejo, Westphalen, Eielson, Oquendo… ).
Al leer a Roger Santiváñez, qué extraño, oigo lo más próximo y querido de mi generación, él allá, nosotros aquí. Reconozco y agradezco.
(Con ganas de cantar a dos voces: qué soledades qué gorgorín trinando piando ahí qué lezamín le responde anidando en la bárbara barbuda maleza ezra pound).
Ildefonso Rodríguez

La poesía de Roger Santiváñez se despliega entonces, en estos dos libros, en todo el esplendor de su hibridez. En la potencia (im)pura que la lleva a inquietar el lenguaje en una dirección muy elaborada y particular. Que se apresta a iniciar su diálogo con quienes en España parecen sus interlocutores naturales; aquellos poetas instalados en los discursos críticos que en vez del aquietamiento del lenguaje que ha pretendido ser canónico, comparten con Santiváñez el interés por su agitación. Bacán.
Andrés Fisher

T4 - Andrés Fisher - Series, poesía reunida

Series, poesía reunida / Andrés Fisher
Prólogo de Benito del Pliego
Ediciones Amargord, Madrid, 2010
ISBN 978-84-92560-32-5

VARIACIONES Y ANOTACIONES SOBRE LA ARAUCANA, DE ALONSO DE ERCILLA

i.
Treinta años sustentando su opinión, señor, sin caérseles jamás las armas de las manos.

ii.
No defendiendo grandes ciudades ni riquezas, si no antes quemando sus casas y hacienda para que no disfrute de ellas el enemigo.

iii.
Así los araucanos, señor, permaneciendo firmes en su propósito y entereza, riegan con su sangre y con la nuestra los ásperos terrones de sus campos pedregosos.


Con este libro, Andrés Fisher se erige como uno de los poetas más remarcables, únicos y definitivos de un tiempo violento y oscuro, el nuestro, que se jacta de haber expulsado por segunda vez a los poetas. La escritura que aquí se despliega, los paisajes que revela, la singularísima trama de sus afectividades, su apasionada exactitud, nos muestra que esa expulsión ha fracasado.
Raúl Zurita

Un libro mayor, un texto de máxima resonancia poética, una vuelta de tuerca asombrosamente inteligente al desafío de la modernidad. Todo está en su sitio, aclimatado a sus propias leyes discursivas, en relación armónica con la exactitud dialéctica de la conciencia que multiplica la dualidad y su correspondencia dinamizadora con las imaginaciones del porvenir. Una asamblea impura de voces, transmigraciones, relecturas que iluminan las zonas ocultas generadoras del discurso, y con las que Andrés Fisher articula su profundidad de búsqueda, estableciendo una autonomía crítica y activa, frente a la prohibición retórica del pensamiento en referencia.
Juan Carlos Mestre

Esta escritura refunda los espacios conocidos. El poema obra desde la intención de un ver propio y consigue trasmitir lo que por condicionamientos culturales e históricos otros lenguajes ya no consiguen. Su escritura tiene la capacidad de descubrirnos “Esa otra cosa de naturaleza extraña que aparece al mismo tiempo que las cosas familiares”. Así lo dice René Magritte. Freud lo llamaría unheimlich. El poeta se refiere a ello con las palabras misterio o maravilla. Una maravilla que nos enfrenta a un viaje para el que no hace falta ir lejos. Basta con persistir. Quince años no son nada.

Benito del Pliego

Sobre Potlatch

Hemos seleccionado algunas notas críticas de la primera edición, en Argentina, de Potlatch de Arturo Carrera.

La plata también puede ser un objeto poético

- Rodolfo Fogwill, escritor y poeta: “Potlatch no solamente es un poemario sino también una novela o un ensayo sobre el dinero. Habría que tomarse el trabajo de subrayar en qué páginas hay una elaborada y aguda teoría sobre el dinero y cómo afecta a las comunicaciones interpersonales. Para viejitos como yo, además, es conmovedor porque nos remueve el recuerdo de nuestras infancias, en las que vivimos esa especie de época dorada del ahorro y el chanchito. Es un gran libro, que forma una novela con El vespertillo de las parcas, que tiene mucho que ver con Arturo Carrera, el poeta de, lo que para mí es su mejor libro de versos, Animaciones suspendidas, que pocos recuerdan. Es curioso que al público le causara gracia escuchar la palabra sorete, cuando Carrera estaba contando la tragedia inexorable de una familia”.

- Graciela Speranza, escritora, crítica y docente universitaria: “Potlatch es un inspirado derroche de recuerdos de infancia. Que en la Argentina de hoy, su Magdalena de Marcel Proust sea el dinero habla de la sutileza de la poesía de Arturo Carrera. Junto con El tilo de César Aira, un libro ‘hermano’ en más de un sentido, recupera a su modo la libertad y la gracia que Manuel Puig trajo a la literatura argentina”.

- Fernanda Laguna, poeta: “Leo los poemas de Arturo Carrera con música de fondo de Los Mirlos del Perú: ‘Bailar de lejos no es bailar’. Leo por momentos sin entender lo que significan las letras que pasan delante de mis ojos, pero me conecto con un ambiente de patio familiar y escucho las preguntas de un niño que se cuestiona cosas grandes”.

- Anahí Mallol, poeta y traductora: “Arturo tiene una poética muy particular. En Potlatch queda claro que lo relacionado con la vida íntima es llevado por el poeta al plano de lo político, para demostrar cómo las relaciones familiares están tramadas con la historia política y económica del país. En estos poemas, las anécdotas circulan como circulan los billetes y las monedas: así como existen copias y falsificaciones de monedas truchas que usamos cotidianamente, también las anécdotas forman una multiplicidad de voces, pero ninguna es la Verdad. La subjetividad de ese niño, tironeado por su abuela peronista y antiperonista en una de las poesías más autobiográficas, Casa Nervi, se forma con el eco de esas voces. Como sucede con el dinero, no hay un sentido único ni valedero para todo”.

* * *


Poesía y vida
El día de un poeta

Arturo Carrera ha publicado dos nuevos libros, Carpe Diem y Potlatch (anticipado hace pocas semanas por Radarlibros). Separadamente, cada uno de ellos enriquece la literatura argentina contemporánea. Considerados en conjunto, constituyen un acontecimiento.

por Ariel Schettini - Radar libros (Página/12)

Es notable cómo Arturo Carrera pasa de un libro al otro dándonos la oportunidad de mirar en la vida de un poeta como si ésta fuera un diagrama de flujo. En sus primeras obras (Escrito con un nictógrafo, La partera canta) era un poeta del espacio, del cosmos, y del poema como tela de un pintor que podía “hacer ver” la poesía sobre la página. Ahora es más bien un narrador, un novelista del tiempo mínimo. Entre el pintor y el novelista, Carrera fue astrónomo, meteorólogo en La banda oscura de Alejandro, entomólogo en el descubrimiento de la “poesía de los grillos” y maestro de kindergarten en Children’s Corner. Algunos rasgos de su obra, de todos modos, persisten.
La obsesión por la dinámica familiar y sus intercambios genéticos, afectuosos y económicos es una de las constantes desde Arturo y yo. La necesidad de nombrar a la poesía como el lugar de conocimiento y comprensión del mundo por excelencia es otro de los distintivos que aparece de modo insistente. Pero es sobre todo un ritmo que está entre la tersura ideal del verso clásico, la palabra inesperadamente coloquial, y el modo persistentemente vanguardista de su escritura lo que lo vuelve inconfundible, absolutamente personal y cada vez más importante y necesario. No es casual que su obra sea la referencia de casi todos los poetas jóvenes y que adquiera, sobre ellos, el peso de una “influencia”.
En este último tiempo salieron dos libros de Arturo Carrera: Carpe Diem (El Fulgor/Poesía), publicado en México y Potlatch, en Argentina. Carpe Diem es una colección de poemas -.todos titulados “Carpe Diem”– que recrean el significado verdadero de la figura poética: narrar el transcurso de un día vivido como una experiencia estética. De allí que sea posible que la experiencia de ver un cuadro de Corot pueda ser asimilada a la de ver un arco iris. El Carpe Diem obliga a vivir el día en cada uno de sus detalles porque la vida no es sucesión sino construcción infinitesimal de cada instante. Decir que se trata de un libro de detalles sería asignarle un mundo (una obra general) a la vida, que los textos de Carrera nunca afirman ni niegan. En el posfacio, escrito por César Aira, se lee: “Las preguntas en la poesía de Carrera nunca se responden con un ‘sí’ o con un ‘no’. Es como si hubiera descubierto que la afirmación y la negación no hacen más que complicar las cosas”.
Potlatch vuelve sobre un tema recurrente de la obra de Carrera: la infancia, los niños que nunca aparecen infantilizados ni artificialmente ennoblecidos. Muy por el contrario, son los niños de la avaricia salvaje, el pecado y el miedo. La palabra del título nombra (de acuerdo con la antropología de Mauss y Bataille) la acción ritualizada y tribal del gasto y de la entrega gratuita. En el universo de Arturo Carrera sirve para reunir todas las acciones que anudan los lazos familiares mediante el dinero.
Familia y dinero son las palabras que asocian los poemas en los que aparece la memoria puntual, nítida y cándida del poeta, que recuerda la relación entre la ostia de la comunión y las funciones digestivas que sobrevienen al comer “el cuerpo del otro”, como en una tribu salvaje.
El libro es una colección de figuras del dinero en la que también aparece el Río de la Plata como el espacio de la muerte, el terror y el “gasto inútil” de los cuerpos que se tragó el río. Pero también el libro es una construcción estética de la moneda que elabora desde una perspectiva “poética” el fetichismo de la mercancía marxista representado en el “asco” que provoca el billete o la moneda: dos objetos colmados de esteticismo en sus retratos, paisajes, viñetas y enseñanzas.
Muchos de los poemas rememoran el tiempo infantil del ahorro y de la codicia infantil que fortalece el espíritu de los niños en el ahorro y sus instituciones: la Caja de Ahorro, la colección de estampillas y figuritas.Todo un mundo de la vida cotidiana que une el paraíso perdido de la abundancia material al tiempo perdido de la pobreza y de la memoria. El dinero en ese mundo familiar es también un ritmo que cuenta el tiempo, lo escande y le da un sentido.
Por otra parte, el libro es un recorrido por los lugares de cruce entre infancia, familia y creación de capital infantil: los momentos de la infancia en los que se acrecienta el capital y se invierte en un improbable futuro. Papá Noel, Los Reyes Magos, El Ratón Pérez, Los ñoquis del 29, el vuelto del kiosco.
Es como si el poeta se preguntara por esos lugares en los que el dinero parece que se uniera a la magia y al punto más álgido del egoísmo humano. Arturo Carrera nos guía por esa “época dorada” para mostrarnos que detrás del oro de la memoria se agazapa el vil metal y los lazos perversos que construye la infancia. Es el tiempo del origen de la creencia, de la credulidad y finalmente del escepticismo y de la desilusión.
En el poema “Títere de la moneda”, Arturo Carrera condensa, como lo hace con cualquier objeto sobre el que pone la mirada, toda la estética del libro Potlatch y de una generación de escritores argentinos con los que su obra vive en constante diálogo: Aira, Lamborghini, etc...
Un niño llama a la casa para mendigar y el poeta le presenta la moneda enguantado en un títere benéfico: le da al mismo tiempo la moneda que pedía y algo más, una sonrisa. Pero el acto es del todo egoísta, dice el poeta: “Por suerte no soy yo”. El azar lo coloca en el lugar en el que tiene que organizar una representación para dominar la culpa, pero también es una imagen mínima de todo acto caritativo: la construcción de un personaje de “bondad” y, al mismo tiempo, es una evasión de la responsabilidad que infantiliza la acción, la quita de contexto y la vuelve pueril. Ahora la Argentina, en ese instante, es el país de la representación y ese intercambio único es la regla y la ley para todo intercambio posible. En ese “instante sin rencor”, Arturo Carrera nos dice en qué medida su obra piensa en pequeñas situaciones todo el universo y hasta qué punto esa reflexión es compleja. La dinámica de las clases enfrentadas no es sólo salvada por la moneda (otra representación) sino, mucho más importante, superada porque los personajes pueden construir un teatro “cómodo” para ellos: un títere y su público, un mundo de “amor sin culpa ni reproche”.
No se trata de que el instante sea una fragmentación de la complejidad, para volverla comprensible, sino todo lo contrario: es la mirada poética la que vuelve cada intervalo un crisol de actitudes, gestos y acciones que permiten entender, finalmente, el paisaje general.
Carpe Diem y Potlatch son dos libros únicos. No sólo porque se tratan de la invitación a recorren un nuevo momento en la obra de Arturo Carrera, algo siempre significativo para quien se interese por el lugar de la poesía en la literatura argentina. Son también dos libros en los que se puede indagar el valor de un día, pero también averiguar mediante la poesía acerca de eso que no tiene precio: la vida.

* * *
El don de la extrañeza
Florencia Abbate
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Si un poeta viniera a decirnos: Quiero escribir un poemario sobre un tema antipoético por excelencia, el dinero, pero quiero además hablar de un tema por excelencia poético, la infancia, y quiero también que se reflejen los años de Perón, y quiero citarlo a Martínez Estrada, pero además a Shakespeare, y quiero usar tonos bien distintos –unos exquisitos y otros vulgares, unos de niño candoroso y enfático y otros de hombre cansado y reflexivo). Casi todos tenderíamos a desconfiar del resultado. Mas si se trata de Arturo Carrera, hay que confiar. No otra que ésa es la rara y atrevida labor que lleva a cabo en Potlatch, un libro que con la excusa de explorar el lugar del dinero en la infancia del poeta, envuelve al lector en un mundo inquietante que induce a considerar la vida en toda su extrañeza. Y qué hay más extraño que las sensaciones que a cada momento tenemos, y que son el principal objeto de investigación de la obra de Carrera, y que probablemente hayan sido todavía más vívidas, más desnudas, cuando éramos niños. En una página del libro, Carrera reproduce o inventa -qué más da- una carta de su hija: “y a mi mamá traele bestidos uno de verano y otro de himbierno y a mi ermano fermin traele un auto agrande a control y a mi tia traele sapatos de charol y a mi abuela traele unas chinelas blancas y a mi abuelo traele un calsonsillo-ana”. En otra cuenta: “Entonces yo lo ponía en una servilleta de papel, bien envueltito, porque me habían dicho que el diente no podía ir a cualquier lugar, que iba a lugares mágicos y que después el ratón con todos los dientes que juntaba se iba construyendo un castillo de la puta madre”. Carrera es un experto en el eclecticismo, la fragmentariedad, los contrastes, el montaje. Por eso a su poesía puede ingresar cualquier cosa, lo más banal, lo más antipoético, sin que pierda jamás esa lírica sutil e inconfundible, bella y caprichosa, que da forma a su estilo. De ahí que en algunos de los mejores poemas del libro (“Cuarta moneda”, “Otra moneda”, “Visible/Invisible”) tengamos la sensación inexplicable de que el secreto por el cual el poeta se ha vuelto cada vez más maduro en su arte, coincide con su capacidad para desarrollar el asombro del niño: “¿Cuántas veces necesitamos que nos digan / que la belleza es la arena movediza / de la certidumbre?”.
* * *

El oro de la infancia - POTLATCH por Arturo Carrera
Jorge Monteleone - La Nación - Argentina

A fines de 2003, Arturo Carrera publicó en México Carpe diem (filodecaballos editores/ ICOCULT) con un "Epílogo-haiku" de César Aira. Los apuntes mínimos -un día de pesca con el hijo, la acuarela de un arco iris de Klee, fugaces escenas en ciudades de Italia- se exaltan en la busca del poema por hallar el atajo para atrapar el instante vivido, como una flor arrancada al paso. A ese libro de alta concentración lírica siguió Potlatch, expansivo y digresivo hasta el resguardado tesoro de la infancia personal.

La extraordinaria realización poética del último libro de Carrera no es menos fascinante que el proyecto teórico que la sostiene. El estudio del potlatch proviene de un trabajo sociológico de Marcel Mauss sobre el intercambio económico en las sociedades arcaicas, llamado "Ensayo sobre el don" (1924). Reflexiona sobre un tipo de intercambio que, a diferencia de la economía capitalista -basada en la producción, la acumulación y el consumo-, se asienta en la donación, el derroche y el obsequio. Ese sistema de prestación colectivo, nunca individual, consiste en la obligación de darse obsequios entre clanes o familias, que también deben ser recibidos obligatoriamente. El potlatch es una de sus manifestaciones extremas: los donantes y donatarios se desafían entre sí con regalos cada vez más suntuosos, donde la rivalidad no se manifiesta en el privar al otro de una riqueza, sino en otorgársela. El ensayo de Mauss inspiró el libro de Georges Bataille La parte maldita (1949), donde se lee una "Teoría del potlatch". Bataille sostiene que la verdadera razón de ser de las sociedades humanas no es producir ni acumular, sino el derroche y el gasto improductivo, la periódica dilapidación de la riqueza. Esa tendencia, revelada oscuramente en el potlatch, reside en el corazón de la economía: en ella también se manifiestaría la inclinación del hombre hacia lo sagrado mediante acciones soberanas y sacrificiales, como la incesante donación. "El potlatch -escribió Bataille- permite percibir un lazo entre las conductas religiosas y las de la economía."

En el prólogo a su libro, Carrera retoma las nociones de Bataille, mientras repone la poesía en el lugar de ese vínculo con lo económico. Pero hace algo más: reconoce implícitamente el "valor" del intercambio lingüístico, percibe en la poesía el "oro" de la lengua, el "oro del sentido" como un donar constante del poema. El deslizamiento semántico hacia el dinero, como materia simbólica para la imaginación y, a la vez, hacia la infancia como esa "edad de oro" de la que hablaba Novalis, reúne en este libro monedas y poemas: la intimidad de la niñez y la exterioridad del dinero cruzados en el potlatch, como una especie de lógica poética. ¿Acaso no es también la poesía -se pregunta Carrera -"un puro potlatch con formas, con palabras que vuelven a cruzarse en un umbral tan frágil como el sueño, como el balbuceo, como el tintineo oído de unas monedas raras que sostiene un niño?"

Potlatch no sólo es una continuación de los libros anteriores, El vespertillo de las parcas (1997) y Tratado de las sensaciones (2002). También es un lejanísimo eco de aquel libro que Carrera publicó cuando acuñaba las doraduras del signo neobarroco: Oro, de 1975 (que podría vincularse vertiginosamente con las cinceladuras de oro del vocablo modernista, desde Las montañas del oro a El dorador, de Lugones). Potlatch alude al libro de 1975 en el nombre de la primera sección de este nuevo libro, "Oro", y en algunos poemas, como si fuesen la continuación y la revisión de aquellos versos que decían: "El escriba escribía/ cosa preciosa es mi vida/ yo soy un poeta/ de oro es el tesoro". La vida reside aquí en el escenario autobiográfico de la infancia: la ciudad en la que nació el poeta, Pringles, provincia de Buenos Aires, en la década del cincuenta, durante el peronismo (y con ello este libro merece ser leído en la perspectiva de una narración coetánea: El tilo, de César Aira). El motivo de Potlatch -en sus transacciones reales y también metafóricas- es el dinero, pero en uno de los avatares que podríamos llamar, sin mayor exageración, más fantásticos: la moneda argentina. En las seis secciones del volumen hay dos registros básicos: uno es el más habitual de los poemas de Carrera, esas breves constelaciones de versos como intermitencias en la página: registro de sensaciones, de recuerdos, de pensar veloz sobre las cosas, donde el lirismo se une a ráfagas de relato. El otro se halla al final de cada sección: un texto llamado "Data", escrito en un tono oral francamente narrativo, donde una o dos voces cuentan episodios infantiles, con una inocencia que suele volverse desopilante.

Las cadenas asociativas que acumula el cruce de dinero e infancia en los poemas son vastas, y la sensibilidad cuantiosa y el rico humor de Carrera jamás las desperdician. Entre muchas alusiones, se hallan referencias documentales a las monedas y billetes de la Nación, como hitos de época; o el apunte de la brutal depreciación social del presente al recordar, por ejemplo, que el escolar argentino depositaba dinero en estampillas para su libretita de la Caja Nacional de Ahorro Postal; o las varias acciones que el dinero connota: dar y recibir, prestar y gastar, vender y comprar. Hay un aire de nostalgia, a veces melancólico y otras veces risible, en los episodios familiares. Y con ellos, imágenes preciadas: alcancías, moneditas de los padrinos, vueltos de almacén, billetes que dejan los ratones por los dientes caídos, el Plata y la plata y el zahir de Borges, hostias que se amonedan en las bocas, heces de los niños que simbolizan el oro, el "don de acumular que despilfarra lo deseado". El efecto no es monumental o memorialista, sino ligero o irónico y, casi siempre, epifánico.

Potlatch habla de la lúdica gratuidad de la belleza, de la dádiva del oro de la infancia en la memoria del poema. De notable resolución estética, es menos un libro de poesía que otro don del lenguaje.

lunes, 10 de mayo de 2010

Arturo Carrera



Arturo Carrera nació en Pringles, provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1948. Cursó estudios de Medicina y Letras en la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado más de veinte libros de poesía. Destacan entre ellos, Escrito con un nictógrafo (1972), Oro (1975), Arturo y yo (1983), La banda oscura de Alejandro (1994), El vespertillo de las parcas (1997), Children’s corner (1999), Carpe Diem (2004), Potlatch (2004), La inocencia (2006) y Las cuatro estaciones (2008). Este último libro fue merecedor del premio al mejor libro de poesía hispanoamericano del bienio 2007-2009 del Festival de la Lira, Cuenca, Ecuador, 2009. Su Tratado de las sensaciones (Pre-Textos, Valencia, 2002) fue elegido por El País como el mejor libro de poesía del año. Otras distinciones incluyen el Premio Konex (2004), el Primer Premio Municipal de Poesía (1998), el Premio Nacional de Poesía M. Kohen (1985), la Beca Antorchas (1990) y la Beca Guggenheim (1995). Sus ensayos se han recopilado en los volúmenes Nacen los otros (2001) y Ensayos murmurados (2009). Ha traducido a Mallarmé, Michaux, Bonnefoy, Haroldo de Campos, Maurice Roche, Ashbery, Penna y Pasolini. Ha sido profesor invitado en las Universidades de Illinois y Carolina del Norte y en la Fundación Antorchas de Argentina. Su obra se ha traducido a diversas lenguas. Junto al dramaturgo y poeta Emeterio Cerro fundó el teatro de títeres El escándalo de la serpentina. Funda en 2006 con Juan José Cambre, César Aira, Alfredo Prior y otros artistas Estación Pringles: utopía reticular que ahora se materializa en la forma de un centro de traductores literarios, posta poética, un lugar de paso y de intervenciones múltiples.

Forrest Gander

Forrest Gander es autor de varios libros de poesía entre los que destacan Eye Against Eye (con fotos de Sally Mann), Torn Awake, y Science & Steepleflower en la editorial New Directions y la reciente novela As a Friend. Es traductor de Firefly Under the Tongue: Selected Poems of Coral Bracho, No Shelter: Selected Poems of Pura López Colomé y dos libros de Jaime Sáenz, Immanent Visitor y The Night (en colaboración con Kent Johnson). También ha editado dos antologías de poesía mexicana. Es becario del United States Artists Rockefeller Fellowship y ha recibido becas de las fundaciones Guggenheim, Whiting, Howard, y del National Endowment for the Arts, entre otros. Es profesor de literatura en la Universidad de Brown.

Roger Santiváñez



Roger Santiváñez nació en la ciudad de Piura –costa norte del Perú– en 1956. Primer premio de poesía en los IV Juegos Florales de la Universidad de Piura (1973) donde estudió Artes Liberales. Prosiguió estudios de Literatura en la Universidad de San Marcos, Lima y obtuvo un doctorado en Temple University, Filadelfia (2008) con una tesis sobre la poesía de Enrique Lihn. Participó en La Sagrada Familia (1977), militó en Hora Zero (1981) y fundó el estado de revuelta poética denominado Movimiento Kloaka (1982-1984). Cofundador del suplemento cultural Asalto al Cielo (1986) y el sello editorial del mismo nombre, así como del Comité Killka (1990) y del Centro Contracultural El Averno (1998). Fue promotor de rock subterráneo y periodista en distintos medios de Lima. Autor de Eucaristía (Buenos Aires, 2004, Premio J. M. Eguren de Nueva York 2005) y de Dolores Morales de Santiváñez, Selección de Poesía (1975-2005) (2006). Una edición restringida de Amastris (Santiago de Chile) circuló en 2007. Labranda se publicó en sucesivas ediciones (2008 y 2009) ambas en Lima, la horrible. Eduardo Milán introdujo su poesía en España con la muestra Pulir Huesos. 23 poetas latinoamericanos (1950-1965) que preparó para Galaxia Gutenberg en 2007. Amaranth precedido de Amastris (2010) fue su primer libro publicado en España en esta misma colección. Poemas suyos se han vertido al inglés, francés, italiano y alemán. Actualmente es profesor de español en Temple University y Phila­delphia University, ambas en Filadelfia.