De la inversión · Salvador Lera
PB27 / 148
Leyendo este libro de poemas,
recordaba una frase de Levi-Straus que viene a decir algo así como que la
realidad de lo humano "no está por entero acantonada allí dónde el sujeto
la percibe". Me parece que esta obra se inscribe en ese esfuerzo por
percibir y hacer percibir esa realidad que no está en lo que el sujeto
(habitualmente) percibe, y que eso le da a su escritura un carácter de cierta
impersonalidad que yo agradezco.
Comprendo que haya quién encuentre
este método –ir a buscar la realidad allí donde no está uno- poco compasivo,
pero pienso que el autor ha alcanzado por este camino una voz propia y
reconocible, que no es un mero juntar palabras para lograr la rigurosa
belleza de la composición armónica, sino que describe una experiencia
distanciada, depurada y sencilla en la que también es posible reconocerse, a
través de todos esos "hay" de la sección "Fundamento", y de
todas las estrategias para desnudar al verbo y al propio sujeto gramatical o
lírico de la familiaridad acumulada en la palabra por su uso cotidiano (de tal
manera que el sujeto ya sólo lo es "de la hora que se acerca" y está
por lo demás "sujeto en", "sujeto por", "sujeto
desde").
Encuentro muy estimulante esta experimentación con el
lenguaje, que no es un simple descoyuntamiento del discurso sino, al contrario,
un auténtico inventario de las coyunturas discursivas, más allá de cualquier
argumento determinado; aunque -como los mortales estamos tejidos de historias-
siempre se adivinen residuos argumentales, ruinas de una historia que la mirada
convierte en geografía.
José Luis Pardo
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