En los poemas de Caligrafía toman forma la extrañeza de la existencia y la irrealidad de lo real y cotidiano. Es una forma inestable, que se modifica, que se mueve: el fondo desplaza a la figura, la vida fluye sin dirección, sin certezas. Se opta por la pregunta y se dejan de lado las respuestas, y se constata que lo único sólido y permanente es la pregunta. Eduardo Rezzano ha escrito un libro con la mirada, con la delicadeza de una mirada que trata de no tocar las cosas, de no alterarlas, porque sabe que lo que no fue es parte de lo que ha sido.
Mariano Peyrou
Despeñadero
En la memoria guardo
apenas tres sonidos
el canto de un pájaro
sin nombre
una campana que toca
a muerto y
el mar contra las piedras
A partir de esta pequeña música
trato de reconstruir algunas voces
pero es inútil
la música me conduce al silencio
cada mañana
cada atardecer
sin nombre
una campana que toca
a muerto y
el mar contra las piedras
A partir de esta pequeña música
trato de reconstruir algunas voces
pero es inútil
la música me conduce al silencio
cada mañana
cada atardecer
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