lunes, 14 de octubre de 2013

"Escrito sonámbulo" de Víctor M. Díez en el Diario de León

 
José Enrique Martínez ha escrito una excelente reseña sobre Escrito sonámbulo de Víctor M. Díez para el Diario de León.



Coherente con su escritura anterior (ocho libros, el último de los cuales era Funeral celeste, de 2012), Víctor M. Díez nos ofrece en Escrito sonámbulo una poesía sustantiva, verbalmente económica, ajena a lo acomodaticio, al fraseo habitual, al ritmo consabido y al sentido expreso. De ahí que exija un lector activo y esforzado, entregado al placer del desciframiento, a la búsqueda de un sentido huidizo, o como dice el poeta: «Son palabras asomadas a lo que escapa». No es, desde luego, un camino desbrozado, y uno piensa lejanamente en una línea mallarmeana que moldean en distintas direcciones poetas como Beckett, Stevens o Paul Celan, y que en nuestra poesía actual tiene descendencia —sin contar otros maestros más cercanos— con poetas como el desparecido Ullán o Ildefonso Rodríguez, por citar algunos. Son poetas cuya obra se mueve en sentido opuesto a lo fácil y esperado. Pues si lo dicho ocurre con los libros anteriores de Víctor M. Díez, con más razón sucede en Escrito sonámbulo, un relato poético de «actividades cotidianas que se hacen extrañas en el sueño». Atados los versos a realidades objetivas, el sueño las entrega reconfiguradas por un ahorro verbal que permite acaso densificar el significado. «A veces alguien nos tranca en el lenguaje», escribe el poeta. Y la labor del lector es justamente la contraria: abrir y desatascar. Leemos, por ejemplo, el poema «(encuentro 1)» y vemos que se interfieren distintos tiempos y diferentes espacios, algo que sólo en el sueño ocurre. De la misma manera, el poema «(volviendo a casa)» supone desplegar un mundo de objetos que semejan ir quedando atrás (como cuando se va en el tren) a medida que los sobrepasamos en el retorno a ese centro vital que es la casa.
No estamos lejos de lo enigmático, que el diccionario académico define como conjunto de palabras de sentido artificiosamente encubierto para que sea difícil entenderlo o interpretarlo. Es verdad que en esta poesía el artificio procede de una resta más que de una suma: «Una resta llevándose todo alrededor»; o si no, de la densificación de los significados: «Este absurdo comienzo / me persigue por condensación», acaso la palabra que mejor defina la poesía de Víctor M. Díez, que se mueve entre el decir y el no decir, en el ámbito de lo que está «a punto de dejarse decir», o como expresa otro poema, «las palabras en sus cajas a medio abrir». El riesgo reside en que el lector se vea sin fuerzas para abrirlas del todo.

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