lunes, 22 de febrero de 2010

Roger Santiváñez sobre su poética

Los presentes extractos pertenecen al libro de entrevistas "El hacer poético" editado por Julio Ortega y María Ramírez Ribes en las prensas de la Universidad Veracruzana de México en 2008. Iremos publicando más poco a poco:



En mi primer cuaderno Antes de la muerte se me ocurrió hacer una poética con el nombre de Estudio de poesía que sobre todo quería fusionar en una sola experiencia poesía y política, al compás de la tremenda agitación social y política que uno vivió en el Perú después de la caída del reformismo velasquista, durante la dictadura fascistoide de Morales-Bermúdez y la respuesta de las masas explotadas, en la segunda mitad de los 70s. En mi siguiente libro Homenaje para iniciados (1984) propuse un arte poética como las palabras del idiota de la familia, intertextualmente llamado Benjie y jugando con unos raros e ininteligibles sonidos que pretendían provenir del inglés. Quizá mi idea era plantear que la poesía es ese no sé qué que queda balbuciendo. Hacia 1987 pasé una semana en una clínica, debido a una crisis psicótica y a la salida compuse una página en prosa que se publicó como noticia en el colofón de la plaquette Insane Asylum. Allí entreveía las delicadas relaciones entre locuacidad y locura y su vinculación o no con la poesía. En El chico que se declaraba con la mirada (1988) a lo largo de los poemas en prosa que lo conforman me problematizo sobre el asunto de escribir y su validez o no, su sentido o su inutilidad. Y el mismo libro en sí, queda como metapoético testimonio de esa crucial interrogante. A fines de los 90s ha sido con Eucaristía (2004) que de hecho he escrito poesía que reflexiona sobre la propia poesía y su plasmación en el poema. En gran medida el tema de ese libro es la poesía, entendida como un agape y de ahí el título. Claro que la historia, la religión y el amor también ponen lo suyo en ese concierto animal que quieren ser esas páginas de puro lenguaje.


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